INICIO
1 de julio de 1931

(Carta al S. I. )

Queridos camaradas:

 

1. Tengo a la vista un periódico turco (en francés) con fecha del 1 de julio, conteniendo las primeras informacio­nes sobre las elecciones españolas. Verdaderamente todo ocurre como lo habíamos previsto. La inclinación a la izquierda se ha producido con una regularidad particular. Esperamos que los camaradas españoles analizarán los resultados de las elecciones con mucho cuidado, sobre la base de materiales de primera mano. Hay que conseguir saber cómo han votado los obreros, especialmente los anarcosindicalistas.2 En ciertas regiones, la respuesta debe deducirse de la estadística electoral. Es muy importante saber como han votado los campesinos en las diferentes provincias. Al mismo tiempo, hay que recoger todos los «programas agrarios» que fueron presentados por los distintos partidos en todos los rincones del país. Todo esto es un trabajo urgente y de mucha importancia.

 

2. Como era de esperar, los socialistas han conseguido una gran victoria3 Este es el elemento central de la situación parlamentaria. Los dirigentes socialistas se consideran felices por el hecho de no tener la mayoría en las cortes, y por creer que así se justifica, por medio de la estadística, su alianza con la burguesía. Los socialistas no quieren tomar el poder, porque tienen miedo, no sin razón, de que el gobierno socialista sea una etapa hacia la dictadura del proletariado. Del discurso de Prieto4, se deduce que los socialistas están decididos a proseguir la coalición hasta conseguir frenar al proletariado, para inmediatamente, cuando la presión de los obreros sea demasiado fuerte, pasar a la oposición con un pretexto radical cualquiera dejando a la burguesía al cuidado de aplastar  los obreros. En otras palabras, nos encontramos ante una variante de la línea de Ebert y de Tseretelli.5 Recordemos que la línea de Ebert triunfó, mientras que la de Tseretelli fracasó y que en ambos casos la fuerza del partido comunista y su política, desempeñaron un papel decisivo.

 

3. Debemos denunciar inmediatamente el plan de los socialistas (este juego político de la retirada) confundiéndolos en todas las ocasiones. Ante todo, esto se refiere a la Oposición de izquierda española. Pero esto no basta. Es necesario hacerse con una consigna política clara que corresponda al carácter de la época actual de la revolución española. Los resultados de las elecciones lo aclaran completamente: Los obreros deben romper la coalición con la burguesía y obligar a los socialistas a tomar el poder6. Los campesinos, si de verdad desean la tierra, deben ayudar a los obreros.

 

4. Los socialistas dirán que no pueden renunciar a la coalición porque no tienen la mayoría en las Cortes. Nuestra conclusión debe ser: Exigir elecciones a Cortes verdaderamente democráticas sobre la base del derecho electoral realmente universal y directo para ambos sexos a partir de los dieciocho años. En una palabra, a las cortes antidemocráticas y trucadas, debemos oponer las Cortespopulares verdaderamente democráticas y honradamente elegidas.

 

5. Si los comunistas quisieran volver hoy la espalda a las Cortes, oponiéndoles la consigna de los soviets y de la dictadura del proletariado, con ello, sólo demostrarían que no se les debe tomar en serio. No hay ningún comunista en las Cortes (según la prensa turca). Evidentemente el ala revolucionaria es más fuerte en la acción, en la lucha, que en la representación parlamentaria. No obstante, existe una cierta relación entre la fuerza de un partido revolucionario y su representación parlamentaria. Se ha revelado por completo la debilidad del comunismo español. En estas condiciones, hablar de derrocar el parlamentarismo burgués por medio de la dictadura del proletariado, significaría sencillamente hacer el payaso y el charlatán. La cuestión está en adquirir una fuerza sobre la base de la etapa parlamentaria de la revolución, agrupando las masas en torno. Esta es la única forma de vencer el parlamentarismo. Precisamente por esto resulta indispensable desarrollar actualmente una violenta agitación bajo las consignas de la más radical y decisiva democracia.

 

6. ¿Cuáles son los criterios para avanzar estas consignas? Por una parte, es necesario saber apreciar la dirección general del proceso revolucionario que determina nuestra línea estratégica. Por otra parte, hay que tener en cuenta el estado de conciencia de las masas. El comunista que no cuente con este último factor se expone a romperse la cabeza.

 

Reflexionemos un poco sobre la cuestión de saber cómo los obreros españoles, las masas, se hacen idea de la situación actual. Sus dirigentes, los socialistas, están en el poder. Esto hace aumentar las exigencias y la intransigencia de los obreros. Todo obrero huelguista creerá que no solamente no hay que temer al gobierno, sino que, por el contrario, hay que esperar una ayuda del mismo. Los comunistas deben dirigir el pensamiento de los obreros precisamente en este sentido «exigirlo todo del gobierno, puesto que vuestros jefes se encuentran en él». Los socialistas responderán a las delegaciones obreras que ellos no tienen la mayoría. La respuesta está clara: que se conceda el verdadero derecho al sufragio, que se rompa la coalición con la burguesía, y entonces la mayoría estará asegurada. Pero esto es precisamente lo que no quieren los socialistas. Su situación les coloca en contradicción con las consignas democráticas radicales.7 Si nosotros nos limitamos a oponer a las Cortes la consigna de la dictadura del proletariado, sólo conseguiremos que los obreros se agrupen en torno a los socialistas, porque tanto unos como otros dirán: los comunistas quieren dominarnos. Sin embargo, empleando las consignas democráticas y la ruptura entre los socialistas y la burguesía, introducimos una cuña entre los obreros y los socialistas, preparando de esta forma la siguiente etapa de la revolución..

 

7. Todas las consideraciones anteriores quedarán en letra muerta si nos limitamos a las consignas democráticas en el sentido parlamentario del termino. No se trata de esto. Los comunistas participan en todas las huelgas, en todas las manifestaciones, en todas las demostraciones de protesta. Arrastrando capas cada vez más numerosas, los comunistas deben estar siempre con las masas, colocándose siempre a la cabeza de todos los combates. Sobre la base de estos combates, los comunistas lanzarán la consigna de los soviets y, en la primera ocasión, los construirán como organización de frente único proletario. En la actual etapa, los soviets no pueden ser otra cosa. Pero si surgiesen como organizaciones de combate de frente único proletario, se convertirían inevitablemente, bajo la dirección de los comunistas, en órganos de la insurrección e, inmediatamente, en órganos de poder.

 

8. Al desarrollar audazmente el programa agrario, no hay que olvidar en ningún caso el papel independiente de los obreros agrícolas. Constituyen la palanca fundamental de la revolución proletaria en el campo. Los obreros se unen a los campesinos, mientras que los obreros agrícolas ya forman parte del mismo proletariado. Jamás hay que olvidar esta profunda diferencia.

 

9. Me he enterado por La Vérité de que los estalinistas acusan, o a la Oposición de izquierda en su conjunto, o a mi personalmente, de estar a favor de la confiscación inmediata de los terratenientes. Realmente es difícil prever en qué sentido van a virar los burócratas demagogos. ¿Qué significa «confiscación inmediata» de la tierra? ¿Por quién? ¿Por medio de que organizaciones? La verdad es que el incomparable Peri, afirmaba todavía en abril que los campesinos españoles construían soviets y que los obreros seguían en masa a los comunistas. Desde luego estamos de acuerdo en que los soviets (o las uniones o los comités) campesinos tomen inmediatamente la tierra de los terratenientes. Pero primero hay que sublevar a los campesinos, y para ello hay que arrancar a los obreros de la influencia de los socialistas. Una cosa no se puede hacer sin la otra. ¿Querrán decir los estalinistas que nosotros defendemos la propiedad de los terratenientes? Hasta para calumniar es necesaria la lógica. ¿Cómo puede la defensa de la propiedad terrateniente derivarse de la revolución permanente? Que intenten demostrarlo. Por nuestra parte, responderemos que cuando los estalinistas practicaban en China la política del Bloque de las cuatro clases, el Buró Político, bajo la dirección de Stalin, remitía telegramas al Comité central del Partido Comunista chino exigiendo que se frenara el movimiento campesino para no separarse de los generales « revolucionarios ». Stalin y Molotov, han establecido una pequeña restricción en el programa agrario: la confiscación de la tierra de los grandes propietarios, salvo la de los oficiales, pero puesto que todos los pomieschikis8 y los hijos y los sobrinos de los pomieschikis (grandes propietarios) estaban en el ejército de Chiang‑Kai‑check, la calidad de oficial «revolucionario» llegó a ser un seguro de la propiedad terrateniente contra la confiscación de las propiedades de los pomiechtchikis. No es posible borrar este capitulo vergonzoso de la historia de la dirección estalinista. La Oposición encontró la copia del telegrama en el texto taquigráfico del Buró Político, denunció y puso a la vergüenza pública esta traición a la revolución agraria. Ahora estos señores tratan de atribuimos en España los crímenes que ellos cometieron en China. Pero esto no lo lograrán: la Oposición tiene ya en casi todos los países su sección, y no consentirá que se difunda impunemente la mentira y la confusión. La Oposición de izquierda aclarará todas las cuestiones en discusión a la luz de la revolución española y dará un gigantesco paso hacia adelante. No en vano la revolución es la locomotora de la historia.

 


 

Notas

 

1  T. 3393, carta al S.I. publicada por vez primera en el B. 0., n.º 23, agosto de 1931, pp. 12‑14, y en The Militant, 25 de julio de 1931.

2  Generalmente se consideraba que los simpatizantes anarquistas, cuando votaban, preferían entregar su voto a los republicanos burgueses que a los socialistas. En estas elecciones, la proporción de abstención había sido especialmente baja, era evidente que una parte de la «clientela» anarcosindicalista había votado

3  Los socialistas tenían 116 elegidos

4  Prieto, director del diario bilbaíno El Liberal, representaba el ala más moderada de los socialistas, la más ligada a los republicanos y demócratas burgueses. Después del pacto de San Sebastián del que había sido firmante, era uno de los partidarios más decididos del bloque con ellos.

5  Ebert era jefe de la socialdemocracia alemana, Y Tscretelli uno de los dirigentes mencheviques en Rusia

6  La situación creada por las elecciones sugiere a Trotsky la consigna de transición de la ruptura de la coalición con los partidos burgueses que fue la mejor arma de la propaganda bolchevique contra febrero y octubre de 1917.

7 Sobre este punto, Trotsky será duramente criticado por la «izquierda», sobre todo por los bordiguistas, que afirman que su actitud frente a las reivindicaciones democráticas es oportunista.

8  Pomiechtchik, en ruso, gran terrateniente.

COLABORA CON NOSOTROS Y HAZTE SOCIO

Distribuidor comercial  a librerías Rodrigo Pasero. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 629 724 830 

Hazte socio de la Fundación Federico Engels y contribuye a su mantenimiento económico y favorece el desarrollo de sus actividades y publicaciones.

¡Ayudanos a defender y difundir las ideas del marxismo revolucionario!

Ver más información...

@ Fundación Federico Engels. Todos los derechos reservados

Condiciones legales de uso y política de privacidad