ÍNDICE

 

¿POR QUÉ CREE EN DIOS LA BURGUESÍA?

                I.             Religiosidad de la burguesía e irreligiosidad del proletariado     

                II.            Orígenes naturales de la idea de Dios en el salvaje                        

                III.          Orígenes económicos de la creencia en Dios de la burguesía                    

                IV.          Evolución de la idea de Dios                      

                V.           Causas de la irreligión del proletariado                

LA CARIDAD CRISTIANA

                I.             La caridad de los primeros cristianos                     

                II.            La caridad de los paganos                          

                III.          La caridad de los obispos y los monjes                 

                IV.          La caridad de los burgueses                      

 

Nota de los editores

 

Aunque menos conocido que otros autores marxistas, Paul Lafargue escribió una amplia colección de artículos sobre temas de lo más variado, desde los principios del socialismo hasta la circuncisión masculina, pasando por la política francesa, el patriotismo, la crítica literaria, etc.

Sin duda, su obra más conocida es El derecho a la pereza, una ácida crítica a los valores ideológicos del capitalismo, editada conjuntamente con La jornada laboral de ocho horas en otro libro de nuestra colección “Clásicos del Marxismo”.

Pero Lafargue destaca sobre todo por sus textos sobre la religión. Aquí ofrecemos dos de ellos: ¿Por qué cree en Dios la burguesía? y La caridad cristiana. El primero es, en realidad, un capítulo de una obra más amplia que empezó a ser editada por separado a raíz de la lucha ideológica contra la Iglesia Católica desencadenada por la publicación de la encíclica papal Rerum novarum, un ataque frontal contra el marxismo y el pensamiento materialista en general. El segundo texto desmitifica la supuesta bondad del cristianismo, tanto moderno como primitivo.

Lafargue explica cómo la burguesía, la clase dominante de la sociedad, usa la religión en beneficio propio, presentando la injusticia social como un designio divino inevitable, ante el que los explotados deben resignarse.

Pero este papel político de la religión no es algo del pasado. Al contrario, la crisis del capitalismo está haciendo resurgir toda la vieja basura.

A mediados del año pasado, uno de los obispos españoles, tras calificar de inmorales los sueldos blindados de los altos ejecutivos y de escandalosos los beneficios de los bancos, declaró: “No se trata solamente de mirar hacia arriba, pensando que la situación presente es sólo responsabilidad de quienes han llevado la riendas de la economía. Estamos ante un pecado del que todos hemos sido cómplices. (...) Salir de esta situación va a suponer una catarsis muy grande. (...) Las políticas de ahorro se nos imponen de forma imperiosa y pecan de hipocresía quienes se resisten a reconocer esta realidad. La situación requiere de un sacrificio colectivo para su sanación”. El obispo no defraudó y, conforme a las mejores tradiciones de la Iglesia católica, tras el responso moral les echó a los ricos una mano para intentar que los pobres se estén tranquilos, haciéndolos también responsables de la crisis “por haber vivido por encima de sus posibilidades”. Todos hemos pecado y debemos aceptar la penitencia.

También recientemente, a principios de este mismo mes, una de las noticias del informativo vespertino de Televisión Española estuvo dedicada a recomendar el rezo y poner velas a los santos porque “según los psicólogos, acercarse a un altar puede ayudar a calmar la ansiedad por la falta de trabajo o por el temor a perderlo”, con el agravante de que el psicólogo que salía en ella denunció posteriormente que sus declaraciones habían sido manipuladas.

En estos momentos, cuando la miseria ha vuelto al Estado español de la mano de los más de seis millones de personas sin empleo y sin perspectivas a corto plazo de obtenerlo, la clase dominante vuelve a recurrir a la superstición para intentar alienar a los trabajadores y evitar su radicalización.

Con la edición de estos dos textos de Paul Lafargue, queremos ayudar a demostrar que la religión no está al margen de la lucha de clases, sino que es un instrumento ideológico de la dominación de la burguesía. Pretendemos con ello contribuir a la difusión de un ateísmo militante.

 

FUNDACIÓN FEDERICO ENGELS, mayo de 2013