Amparándose en el eufemismo de la construcción europea, el capital y las burguesías del continente han desatado la mayor ofensiva de las tres últimas décadas contra las conquistas históricas del movimiento obrero europeo.
El estado del bienestar, símbolo del keynesianismo y de la política de colaboración de clases, está siendo dinamitado país tras país. Los acuerdos de Maastricht que establecen las condiciones para la Unión Monetaria están siendo utilizados como ariete para proceder a una vasta campaña de privatizaciones de empresas públicas, amputaciones del gastos social, precarización del mercado laboral, y empeoramiento de las condiciones de trabajo de millones de personas. Las recetas monetaristas están logrando además un crecimiento explosivo del paro, precisamente cuando la economía vive una fase de recuperación.